Source
By El Rev. Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City
El Miércoles de Ceniza nuestra Iglesia comienza el tiempo de Cuaresma, invitándonos a un camino espiritual de 40 días de oración, ayuno y buenas obras enfocados en el Misterio Pascual del sufrimiento, muerte y resurrección de Cristo. Este año el Miércoles de Ceniza es el mismo día que San Valentín, esta es una gran oportunidad para reflexionar sobre el amor de Cristo por nosotros, El dio su vida por nuestra redención y por nuestra salvación. El acto sacrificial de Cristo es la expresión más grande de amor que nos inspira a imitar y emular, “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos.” (Juan 15:13)
Los 40 días de la temporada nos invitan a responder al amor salvador de Dios reflexionando sobre nuestras vidas, nuestra relación con nuestro Señor y con nuestros semejantes. Es un tiempo especial de gracia que vuelca nuestros corazones y mentes alejándolos de las diarias preocupaciones y cosas materiales, y una vez más poner a Dios como el centro de nuestras vidas. La disciplina de Cuaresma nos permite buscar la reconciliación y comunión con Dios y con nuestros hermanos y hermanas.
Oramos para reconocer Su perdurable presencia entre nosotros y en el mundo, y le permite hablarles a nuestros corazones para que nos pueda guiar por el camino hacia la salvación y santidad. Ayunamos y nos abstenemos de comer carne y designamos días durante la temporada para desarrollar disciplinas espirituales, para aprender a vencer nuestro ego e intereses propios, y fortalecer nuestra resolución y perseverancia en nuestro camino de fe. También realizamos buenas obras, aprendiendo a confiar en la Divina Providencia expresando nuestra solidaridad con los pobres y con quienes sufren al compartirles el amor y compasión de Dios.
La Cuaresma es un tiempo para la renovación de la fe y para la conversión de los corazones. Nos unimos con los bautizados, así como con nuestros hermanos y hermanas que se iniciaran en la Iglesia para ser miembros de nuestra comunidad de Fe en la Pascua. Iremos los unos por los otros, para que una vez más encendamos nuestra fe conforme caminamos juntos con Cristo hacia la Pascua para así poder celebrar nuestra libertad del pecado, alegrándonos por nuestra salvación que llegan por su sufrimiento, muerte y resurrección.
El Miércoles de Ceniza se nos recuerda “alejarnos del pecado y creer en el Evangelio.”Tomémonos esto en serio y descubramos el inmenso amor de Cristo por nosotros- “El compartía la naturaleza Divina, y no consideraba indebida la igualdad con Dios, sin embargo, se redujo a nada, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándonos en la condición humana se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8) para que así en la Pascua proclamemos con alegría ‘Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!.”